viernes, 11 de enero de 2013

Seis meses en desespera. Parte 4


123. Madrid. 12 Marzo de 2008

Si yo también fuera Dios
me aprehendería a tu sombra
creando dependencias sin vocación.

Si yo también fuera Dios
impediría utilizar tu modelo
para nuevas correspondencias,
asegurándome que sólo yo
pudiera gozar de usufructos y llagas.



124. Madrid. 13 Marzo de 2008

No fue hasta saberme muerto
Que comprendí
Que lo vivido no era un ensayo



125. Madrid. 14 Marzo de 2008

Será esta paz suficiente
como para compensar la amenaza



126. Madrid. 15 Marzo de 2008

Para no caer,
dudar siempre del destino
frente a cada nueva esquina,
cerrar los ojos y
permitir al corazón
cometer nuevos delitos.
Distintos, eso sí.



127. Lisboa. 16 Marzo de 2008

Qué soy yo cuando no sé disimular
que me hundo.

¿Visita,
o acaso habitante?

Qué eres tú cuando no sabes disimular
que me miras.

¿León,
o acaso gacela Thompson?


128. Lisboa. 17 Marzo de 2008

Quise ser poeta
para servirme de angustias
y amortizar cada pena,
para encarnizarme en la herida
y luchar siempre a tientas.
Por ello, y para tenerte,
quise ser poeta.

Quise ser escritor
escribidor, escribiente,
poetastro doliente,
aquel quien tú quisieras
cuando nunca quisiste
que nadie yo fuera,
que fuera yo nada,
que nada a la deriva
y que ahí fuera
y sólo fuera
está mi sitio, mi acera…
y en el interior,
no más que fantasmas;
cuando tú nunca quisiste
que lo que pudo ser nuestro
tuviera significado,
ni para ti, ni para mí,
ni para el sabio
que maneja el diccionario
para la hoguera lanzarlo.
Por ello, y para no despertarte,
quise ser poeta.



129. Lisboa. 18 Marzo de 2008

Y no hay fado que no hable de ti
ni botella de Oporto
capaz de renegar de tus labios.

No hay tranvía que no busque tu huella,
ni río Tajo que no zozobre en tu ausencia,
no hay caricia que quiera ofrecerse
si no es entregada a tu inercia.

No hay colchón que abra los ojos
sin rellenarse tu hueco.



130. Sintra. 19 Marzo de 2008

Sé que Wendy,
llegado el día,
olvidará volar.

Y que todo lo que construimos,
suspendido sobre el cimiento urbano
de sudor y desvelos,
perderá gravedad y
me abandonará;
despidiéndose con un guiño asonante,
tras un cirro esterilizado.



131. Lisboa. 20 Marzo de 2008

Decide tú,
yo me vi obligado a hacerlo en el pasado
y tan sólo conseguí atomizar
una misma desgracia,
convertir la tristeza conjunta
en desazones separadas -vidas tristes,
ajenas al núcleo de odio y cilicio,
el mismo que sirvió de nexo-.

Decide tú:
si conviene pasear juntos nuestra desgracia,
de la mano gélida del rival,
o sin embargo,
será desgracia solitaria
la que escondamos
mediante lentes y serpentinas.


132. Madrid. 21 Marzo de 2008

Me gustaría exagerar,
por qué no,
con el risotto de setas



133. Madrid. 22 Marzo de 2008

Los tambores se alzan,
poderosos,
sobre la discreta caricia
de mi corazón.

Los tambores,
tantas veces cómplices
en mis triunfantes incursiones.



134. Madrid. 23 Marzo de 2008

Lucho,
por no hacer evidente que sin tu cuerpo
morirán ahorcados los teléfonos,
ignorados,
en su desesperado grito de soledad.

Lucho,
para que tú también desprecies
todo lo que en mí no sea libidinoso,
todo,
lo que trascienda a mi desnudez.



135. Madrid. 24 Marzo de 2008

Tal felicidad no te pido,
sólo morir a través de tus lágrimas.



136. Madrid. 25 Marzo de 2008

Nos unieron hombres, mujeres también,
con los que compartimos cama
y desatendimos despertares;
multitud de palabras que jamás conocerás
pese a afluir a tu esencia,
innumerables soledades narrándote
en cada adjetivo
bajo la tenue luz de astros reflejados
sobre satélites reflejados
en aguas estancadas reflejadas
en los ojos
de quien nunca llegarás a ser.

Reflejos, ya te digo,
no más, pese al deseo.



137. Madrid. 26 Marzo de 2008

¿Serviría acaso de algo,
querer de otra manera,
sin ofrecer lo que tú regalas,
tan sólo por evitar la sangría?
Sin temer a esta noche,
tan perversa que te quiere desnuda,
tan impropia que
ni tolera en su clandestinidad
la luz de la luna.



138. Madrid. 27 Marzo de 2008

Carga miedos y cementerios sobre mi estela;
mis espaldas son anchas,
tienen costumbre de atravesarse en las veredas
ante fantasmas e iluminaciones.


139. Madrid. 28 Marzo de 2008

Tengo los ojos ciegos
de tanto cerrarlos
para imaginarte a mi lado.
Los ojos ciegos,
de tanta orfandad de
los tuyos.



140. Madrid. 29 Marzo de 2008

Yo que quise no caer,
creyendo vivir alzado,
y resulta que todo cuanto pisaba
no eran más que mil quebrantos;
y todo cuanto pensaba,
que no era poco
y sí iluso,
nació depauperado,
mostrando filos y agujas,
en virtud del infarto,
quedando sin suelo ni techo,
sin marco ni moldura,
y exiliado;
más que el conspirador,
más aún que el borracho.



141. Madrid. 30 Marzo de 2008

Por cada fecha de caducidad
leída a tientas
en cada nuevo pecho,
le corresponde hoy
un ensayo de tu crimen.



142. Madrid. 31 Marzo de 2008

Hubo un tiempo
por qué no mañana
en el que la juventud de las palabras
ajenas a etiquetas y bautismos
impedía un uso degradado del lenguaje

Hubo un lugar
por qué no mañana
donde la mirada revocaba el contrato
y cada lágrima imponía lutos
de guirnaldas y liturgias

Hubo tiempos y lugares
que no alcanzaron el mañana



143. Madrid. 1 Abril de 2008

Qué fragilidad
quien oscila
vira, atraca,
con un simple soplido,
a merced de inercias
y heteronomías.



144. Madrid. 2 Abril de 2008

Podría hablar de metáforas
o deseos catafóricos,
le daría vuelta a los tacones,
retomaría la bala
que disparó Verlaine
por despecho dipsómano,
consideraría el cine ruso
o la música popular,
pasearía por calles
nunca imaginadas;
pero a sabiendas que si lo hiciera
sería por disfrutar de
nuevos ojos y sonrisas,
por sentirnos de nuevo vivos,
dentro de nuestros depósitos
aún anegados
de bilis y reproches.



145. Madrid. 3 Abril de 2008

Quizás fuera eso.
Y se extravió.
Quizás.



146. Madrid. 4 Abril de 2008

Quise aprovecharme
de los espacios que el fantasma
desechó ocupar.

Rendijas sobre un océano
en cuya calma
fecundó el vacío.

Me vi influyendo
en el desvestir de un núcleo
que no resulta propio
ni a su legítimo dueño.

Dudé si vulneraban algún código
las tretas derrumbadas
en el instante mismo
de su conversión
en gritos de impotencia,
en viales asimétricos

Lloré al advertir que la tierra
arrancada al hoyo
ocultaba su propio vacío.



147. Madrid. 5 Abril de 2008

Me excede tanta vida.
Necesito alguna necrosis
que me equilibre.



148. Madrid. 6 Abril de 2008

Sé que no puedo luchar
contra lo inmaterial,
lo haría contra lo sólido,
aun viniera en manada,
pero no frente al ideario,
frente a él soy impotente.

Nada supera a quien
sólo existe en la ensoñación.



149. Madrid. 7 Abril de 2008

Yo quise morir
entregándote de nuevo al fantasma,
como quien arriesga la vida
por recuperar
un solo segundo de su pasado.



150. Madrid. 8 Abril de 2008

Vuela
como si el pasado desafiara
y una nueva celda
te diera la bienvenida.


151. Madrid. 9 Abril de 2008

Y con este pájaro
mato dos balas de un tiro.
Dos balas que acuden desde la luz
y mueren en el corazón mismo de mi noche.
Un pájaro que anhela
la libertad de una jaula
y la seguridad del alpiste
dos veces al día.
Una jaula que nunca supo
a quien servir con exactitud.
Una certeza de servidumbre
en rebajas y próxima suspensión de pagos.
Una quiebra
de la que echaría mano el más pudiente.
Un hombre acaudalado
que ignora añorar el tiro en la nuca.
Un tiro en la nuca,
que he conseguido matar
con este pájaro.



152. Madrid. 10 Abril de 2008

Disculpa,
pero el vacio asomaba
y el brillo de la copa
presagiaba aún más calma.

Disculpa,
por no quitarme el sombrero
al recibir tu estocada.



153. Madrid. 11 Abril de 2008

Y el rayo dislocó la verdad
Exhibiendo
La materia misma
De lo que nos viste.


154. Madrid. 12 Abril de 2008

Ofréceme asfixia,
que muero de aire,
esconde cada llaga de mi carne
y malvéndela
en esos mercados de
sueños y tropelías.



155. Madrid. 13 Abril de 2008

Soñé un camino,
de adoquín irregular,
que conducía al desagüe
de todo en lo que siempre creíste.

Un camino a desmano
y contracorriente,
hervido sobre terrenos áridos,
ajenos a parapetos,
donde desvalijar el alma
de sus fantasmas.

Pero, a su vez,
el camino soñó un caminante,
capaz de modificar su curso,
destinado allá
donde nunca nadie,
aún teniéndolo a tiro de piedra,
quiso llegar.



156. Madrid. 14 Abril de 2008

Te creo capaz de inmolarte, Medea,
sólo para demostrar con tu ausencia,
la necesidad que tengo de ti.


157. Madrid. 15 Abril de 2008

Toda aquella lluvia que aún añoramos,
reminiscencias de tantos y tantos
desencuentros en la ciudad séptica,
ha querido hoy anegar la clepsidra.



158. Madrid. 16 Abril de 2008

Y aún saldada la cuenta,
te sigo debiendo el recuerdo de aquellas ciudades,
que sólo tienen a bien reaparecer en los momentos de soledad.

Y aún saldada la cuenta,
te sigo debiendo el deseo  de no permanecer inmóvil,
así como la llama en el alma, el arrojo contra el viento
y la sinceridad con la que hacer inventario.



159. Madrid. 17 Abril de 2008

Midiendo en lustros la distancia,
me dices ahora
que siempre me aguardaste bajo el agua,
obligando a naufragar
a quien nunca quiso
aprender a vivir.



160. Madrid. 18 Abril de 2008

Llámame cobarde por cerrar los ojos,
por tratar de olvidar,
cada noche una vez apagados
las luces y los humores,
mi rostro desencajado
de tanta verdad.


161. Madrid. 19 Abril de 2008

Y si me veo, hoy,
sincerándome, a diecinueve de abril,
será porque te sufro.



162. Madrid. 20 Abril de 2008

Ignoro qué piensas
cuando los labios se separan,
cuando los dedos pierden el roce
y las miradas se esquivan
tras trenes y autobuses.
Ignoro si lloras por mi ausencia,
aunque ésta se pueda contar con los dedos,
si sonríes con la malicia
de quien ha cumplido su objetivo
con dolo y plusvalía,
o si, si embargo,
suspiras por sentirte
por fin liberada
del grillete del compromiso.



163. Madrid. 21 Abril de 2008

Llevo tiempo
tratando de evitar
los espejos,
procurando protegerme
de ciertos ojos llorosos
y de la mano extendida
sobre una boca
que lucha por reprimir
el justo alarido de mi reflejo.



164. Madrid. 22 Abril de 2008

Si acaso conocieras mi abandono…
Si al menos intuyeras
que pueden existir traiciones
paridas desde uno mismo,
capaces de abrasar
cielos y llanos.


 

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