sábado, 9 de noviembre de 2013

Cortázar y sus derivas (1)


Postal 1. París (Francia).
Me aburro aquí en Montparnasse, Dani, salgo de paseo por nuevos anillos de Moebius, islas al mediodía, agujeros de espacio tiempo y rayuelas de geometrías no cartesianas. La Maga se viene conmigo. Te iré informando, un beso.
Julio.
Postal 1. París, febrero 2012


Postal 2. Galway (Irlanda)
Estimado Daniel, volver a contemplar la belleza del mundo después de casi treinta años es una experiencia que recomiendo a todos. Los transeúntes que merodean por las calles del planeta se muestran cooperativos, siempre dispuestos a copiar lo que les dicto en estas postales que te envío (el pulso de los muertos, ya se sabe, che, no es muy estable...). Desde Montparnasse me he venido al parque natural de Connemara, donde reinan apacibles las ovejas, el verde de la tierra rivaliza con el plomizo gris del cielo y el Atlántico se abre infinito a otras promesas. Espero que todo bien por Madrid.
Siempre tuyo, Julio.



Postal 3. México DF (México)
Querido Dani, he cruzado el charco a mediodía, autonauta inquieto que soy. Mi estado me permite hacer estas cosas -hoy acá, mañana allá, como si no existieran los lados- que tanto imaginé de joven (de más joven).
¿Quién más puede afirmar que conoce un lugar antes de haber estado en él? Me pregunté cierta vez en relación a estas tierras calientes de las que siempre me fascinaron sus ajolotes, sus ritos precolombinos, su gente. He vuelto a la habitación del Hotel Buenos Aires -será por la nostalgia-, como siempre he hecho en DF, en Motolinia, a escasos metros de 5 de mayo. Dicen que en estas habitaciones, sobre el bullicio y los miles de olores de la ciudad, habita el espíritu de una monja... Bueno; pues ya somos dos.
Siempre tuyo, Julio



Postal 4. Montreal (Canadá)
Querido Dani; apenas puedo contener las lágrimas al pasear por el canal de Lachine o el Parque de La Fontaine. En este trayecto sin rumbo fijo en el que me he embarcado, he recuperado, más de treinta años después, una de mis huellas más gratas. En Montreal conocí a Carold allá por el año 77, en un soporífero Congreso de escritores únicamente iluminado por su presencia. Ya sabes que la Maga me acompaña en esta deriva; si bien, paseando por Montreal, me arrepiento de haber salido sigilosamente y de puntillas de mi tumba y no haber despertado a mi osita. La pobre, que sigue durmiendo el sueño de los justos allá en Montparnasse… junto a un mármol vacío…
Siempre tuyo, Julio.


Postal 5. Guatemala

Como le dije una vez a Soler Serrano, nací en Bruselas como pude haber nacido en Helsinki o en Guatemala. Sin embargo, aún pudiendo haber nacido aquí, jamás hasta hoy había pisado esta tierra preñada de inéditos colores y aromas de la que tanto me hablaron Miguel Ángel Asturias y, sobre todo, ese enormísimo cronopio de metro y medio apellidado Monterroso. Continúo, querido Dani, de la única manera correcta para un muerto: sistemáticamente sin rumbo. Perdona mi caligrafía, pero no es fácil controlar el pulso en un chicken-bus…
Siempre tuyo, Julio.


Postal 6. Buenos Aires (Argentina)
Querido Dani: Era inevitable que nuestra deriva planetaria nos acabara trayendo, antes o después, al lado de acá. Ni Traveler ni Talita nos esperaban esta vez en el Río de La Plata, como esperaron en Rayuela al Horacio repatriado, pero la maga me jura que esta tarde, camino a la Plaza de Mayo, nos cruzamos en el Paseo Colón (que es una avenida como cualquier otra) con una señora cargando una canasta en la que maullaba el gato calculista. Será la nostalgia. Hoy almorzamos con Gardel, que también te recuerda con cariño.
Siempre tuyo, Julio.



Postal 7. Las Vegas (USA)
Incluso este norte puede resultar atractivo. Quizás para poder así murmurarle ciertas instrucciones a John Howell, quizás para volver a ver a Glenda o, simplemente, por desorientación gatuna, el caso es que tras una cabezadita en el asiento del subte, he acabado en Las Vegas. Desde el año 80 no pisaba este país, nada parece haber cambiado.
Querido Dani, empiezo a preocuparme por la Maga, sólo levanta los ojos de su Galdós para hablar sobre Rocamadour con los clochard; ni ánimos de Hugo Wolf tiene…
Siempre tuyo, Julio.



Postal 8. Budapest (Hungría)
Querido Dani: Imaginé Budapest en "Lejana", aquel relato de "Bestiario". He buscado el puente sobre el Danubio donde Alina Reyes se fundió en el abrazo con el mendiga delgadísima, aquel abrazo como un crecer de felicidad igual a un himno, a un soltarse de palomas, al río cantando, aquel abrazo con la mendiga soñada que era ella, ella pero lejana. Allí seguía el puente pero en su centro desolado no estaba la mujer harapienta. La maga me miró, la miré, la tomé por la cintura y cruzamos de nuevo a la plaza, atravesamos el puente helado mientras sentía que la nieve me entraba por los zapatos rotos.
Espero que todo bien por Madrid. Siempre tuyo,
Julio.



Postal 9. Sidney (Australia)
Mucho me había hablado de él Jorge Luis; y en un ángulo del sótano del comedor, en el oscuro hueco formado por la empinada escalera, por fin lo hallé. Lo que no imaginaba es que a través de él no solo se puede otear todo el espacio, sino que además permite viajar allá donde se desee, incluso a este continente desconocido, tierra del cobarde y temible casoar, de la cotorrita enjaulada, de las hormigas soñadoras. Australia, donde nunca pierden su continuidad los parques.
Definitivamente, querido Daniel, he de decirte que el Aleph es estar muerto.
Siempre tuyo, Julio.




Postal 10. Dresden (Alemania)
Querido Dani:
Hace años, cuando tenía el pulso firme, escribí sobre el concierto que Wilhelm Furtwängler dirigió en 1947 poco después del fin de la guerra, bajo la mirada de las tropas aliadas, con la participación de un violinista judío... cosas de aquel tiempo, cargado de símbolos, de rehabilitaciones. La radio alemana grabó el concierto, luego la mano traviesa barajó espacios y tiempos y yo escuché ese concierto 30 años después en la radio francesa, en mi casa de París. En el segundo movimiento se escuchó una tos, una tos que había quedado allí esperando 30 años para que yo la escuchara, la tos breve de una señora alemana. Se han barajado de nuevo tiempos y espacios y hasta aquí he venido a buscarla.
Siempre tuyo, Julio.



Postal 11. Graz (Austria)
Son las mismas nubes estas, querido Dani, que aquellas otras que en 1963 observé desde este mismo lugar junto a mi madre, jugando a abrir la caja de la imaginación y a obtener de ella historias con formas de dragón que sueña con ser nube observada por una madre y su hijo...
Aquí en Cacania, como Musil llamaba a Austria, pasé cierta temporada sobrevolando rasante sobre informes radioisotópicos. Horresco referens.
Canodrónicamente, siempre tuyo, Julio.




Postal 12. Trinidad y Tobago

Cómo hemos acabado la Maga y yo en las Antillas es algo que tan sólo la botella de Klein que trata de digerirnos puede explicar. Y ni siquiera ella, pues ni espacios ni tiempos ni pulsos quedan claros desde que levanté la tapa del ataúd allá/acá en Montparnasse.
Esta tierra,fertilizada de piantados y cronopios, ofrece ron y sol. Perfecto espacio pues para el descanso de los espíritus viajeros y libres, algo agotados de tanta deriva no cartesiana… Me pregunto qué cara pondrá el pobre Walcott cuando llame a la puerta de su casa en Santa Lucía…
Siempre tuyo, Julio.


Postal 13. Cabo Verde

Querido Dani:
Llevando con nosotros apenas un pequeño caleidoscopio (ni cepillos de dientes precisamos los espectros en nuestros desplazamientos) hemos llegado la maga y yo hasta las islas de Cabo Verde, antigua tierra de esclavos, patria de aquella enormísima y negrísima cronopia que cantó su llanto por los escenarios del mundo con sus pies descalzos. El humor que estas gentes volcánicas muestran a pesar de sus dificultades me han devuelto la confianza en la capacidad que tienen los humanos para vivir ya su presente terrible con todo el amor, el juego y la alegría del futuro que soñamos.
Siempre tuyo, Julio.



Postal 14. Doha (Qatar)
Dani querido:
En estas tierras desérticas los hombres han hecho suya la afirmación que un cronopio de apellido Gómez hacía en mi cuento “Las buenas inversiones”: “La propiedad de un terreno se extiende desde la superficie hasta el centro de la tierra”. Sobre la riqueza negra y viscosa que late bajo las dunas han crecido lujosas ciudades donde los hombres compiten en insensatez y arrogancia, pero me consta que un Abdalá cronopio, igual que el Gómez del cuento, malvendió su metro cuadrado de gloria e invirtió su pequeña ganancia en un ático lejano y soleado, donde cada tarde instala su reposadera y lee el diario sin que vengan a molestarlo inversores aviesos y notarios que corren de un lado a otro teñidos de viscoso negro.
Siempre tuyo,
Julio.


Postal 15. Tokyo (Japón)
Querido Dani:
José Lezama Lima, enormísimo cronopio, nunca viajó al Japón, al menos en la forma en que viajan los famas, pero nos enseñó en "El Pabellón del vacío" a rascar con la uña en la mesa, a trazar un pequeño hueco en la mesa y así tener el tokonoma, el vacío por donde colarse minúsculo a todos los lados. Así es como hemos llegado hasta aquí, hasta el último país civilizado que queda en el mundo, según Jorge Luis (Borges).
Siempre tuyo, Julio.


Postal 16. Londres (Gran Bretaña)
Recuerdo aquellos días en que Calac y Polanco andaban colonizando esta ciudad. Conservo muchas de aquellas postales y promesas, abruptamente porteñas, con las que continuaban llamándome a gritos desde el otro lado del Canal. Hoy soy yo, Dani, el que, mientras envía epístolas, aguarda a los tártaros cerca del British Museum; esa piedra miliar que todo argentino considera el ombligo de Londres. La Maga se muestra impaciente por reencontrarse con Tell y abrazar a Feuille Morte. Quizás a la vuelta de la próxima esquina…
Siempre tuyo, Julio.


Postal 17. Vietnam
Querido Daniel. Aunque tuviera la puerta abierta (en este país el calor puede volverte loco, y si lo dudas recuerda a Kurtz antes de salir a buscar río arriba a Willard), hoy volvió a entrar, 30 años después de la última visita, Fantomas por el ventanón del salón; haciendo estallar los cristales y la memoria. Junto a un whisky nos abrazamos recordando el Tribunal Russell, a Octavio y Susan, a aquel otro Vietnam que en el pasado recogió nuestros gritos unversalistas... Salió por el ventanuco del baño perdiéndose por las callejas vietnamitas, dejándonos a la Maga y a mí con una sonrisa y el deseo de volver a encontrárnoslo...
Siempre tuyo, Julio.


Postal 18. Montevideo

Querido Dani, de nada le ha servido a la Maga andar por los barrios bajos de Montevideo, tomarse un taxi hasta el borde del cerro, consultar viejas direcciones reconstruidas por una memoria indócil... Ni rastro de Oliveira.
Yo he preferido tragarme a Talita, a Traveler, a Gekrepten y, dejándola con sus fantasmas (¡teniéndome a mí a mano!), he regresado solo al sombrío, tranquilo y casi desértico Hotel Cervantes donde he condenado a mi espalda la puerta.
Siempre tuyo, Julio.


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